El Alzheimer y la demencia senil no son para nada iguales, de hecho, la demencia no es considerada una enfermedad sino un deterioro progresivo de las capacidades mentales de la persona. A continuación vemos las diferencias entre estos dos padecimientos.

  • Demencia senil

Es una pérdida progresiva de las capacidades mentales en las cuales, las funciones de conocimiento y conducta se ven deterioradas, provocando fallas en la memoria y de otras capacidades de razonamiento asociadas con el lenguaje, la percepción y el juicio.

Estos síntomas son originados por una falta de comunicación de las células nerviosas lo cual interfiere en la vida cotidiana del paciente, quién comienza a requerir supervisión y en el peor de los casos se convierten en dependientes, llegando a sufrir de alucinaciones y pérdida de la noción del tiempo, entre otros problemas.

La demencia senil se produce aproximadamente después de los 65 años de edad.

  • Alzheimer

A diferencia de la demencia senil, el Alzheimer es considerado una enfermedad mental cuya cura aún no ha sido descubierta, sin embargo, esta condición puede ser controlada con diversos tratamientos y terapias acompañadas del uso de fármacos.

El Alzheimer surge cuando las neuronas del paciente comienzan a morir de manera progresiva, afectando diferentes zonas del cerebro, ocasionándole una gran variedad de problemas. A pesar de que no se conocen sus causas, se considera que puede ser una etapa de la demencia senil.

A diferencia de la demencia senil, la expectativa de vida de una persona diagnosticada con Alzheimer no supera los diez años después de su diagnóstico, debido a que es una enfermedad completamente degenerativa.

Al presentarse frecuentemente en personas mayores de 65 años, en ocasiones, resulta muy difícil de detectarla, lo cual disminuye gravemente la calidad de vida del paciente.